Reverendísimo Padre Pío, con toda la fe que guarda mi alma y el ferviente deseo de mi corazón... me postro ante tu divina presencia para implorarte nuevamente por Venezuela.
Hoy necesitamos tanto... tanto... o mucho más, de tu santísima ayuda.
Ilumínanos en estos días de doloroso abatimiento, de tanto desconsuelo ante la situación política y económica implantada por el comunismo.
Te rogamos que alejes de cada uno de nosotros la fuerza de odio de los gobernantes de turno, para que Venezuela vuelva a ser una república democrática, de unión y entendimiento entre sus ciudadanos: como la que conocimos nosotros y conocieron nuestros hijos.
Líbranos, Padrecito Pío de la maldad de esta gente.
Aléjalos, Padrecito Pío, de nosotros.
Con tu santa ayuda estamos seguros de un cambio en nuestro país.
Escúchanos, Padrecito Pío. No nos abandones nunca. Tiéndenos tu mano y camina con nosotros hacia la libertad de Venezuela. Amén.
Inés de Cuevas
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